sábado, 4 de junio de 2011

Terremotos en Venezuela

El primer terremoto que afectó la geografía venezolana después del descubrimiento de América ocurrió en la mañana del 1 de septiembre de 1530 con magnitud estimada de 7,3 grados. Destruyó el pequeño fuerte que Jácome de Castellón había hecho construir en la entonces llamada Nueva Toledo (hoy Cumaná); además, "abrióse la tierra por muchas partes y por las aberturas manaba un agua como tinta que hedía a piedra azufre, (...) se levantó la mar en altura de 4 estados (...) e inundóse la tierra" siendo éste el primer probable maremoto historiado de América.


Bien sea por la narración y descripción de sus efectos o por la interpretación de registros sismográficos, en los 4 siglos y medio subsiguientes a 1530, se tiene conocimiento de varios miles de sismos con epicentro en territorio venezolano o en regiones adyacentes; de ellos, unos 130 han ocasionado algún tipo de destrucción en localidades venezolanas.

Recientemente, en la última mitad del siglo pasado, los sismos más importantes y que afectaron tanto la capital del país como el Oriente de Venezuela fueron el del 29 de julio de 1967 (Terremoto de Caracas, de 6.5 grados en la escala de Richter) y el del 09 de julio de 1997 (Terremoto de Cariaco, de 6.9 grados en la escala de Richter), respectivamente.


La mayoría de las víctimas fatales totales fueron a consecuencia de la destrucción por completo de los edificios de dos escuelas de esa población (aproximadamente 83 personas muertas, la mayoría niños, y más de 500 heridos). Igualmente se sintió en las pueblos cercanos de Chiguaná, Casanay y San Antonio del Golfo. En Cumaná, ubicada a unos 70 km al Oeste del epicentro, el colapso de un único edificio fue el responsable de todas las pérdidas de vidas humanas ahí registradas. Duración de 51 segundos.


Todos los días la superficie que pisamos tiembla.

Con diferentes magnitudes por supuesto, pero el sistema de capas que se constituyen desde la conocida corteza terrestre hasta el núcleo del planeta está en un constante, natural y necesario movimiento. De una manera muy simplificada esta es la teoría que explica la razón de ser de muchos terremotos, erupciones volcánicas o fallas geológicas que han dado origen a los sistemas orográficos, islas, abismos, corrimientos y demás realidades presentes tanto en los mantos de piedra continentes- como en los mantos acuáticos océanos, mares- que componen a la Tierra.

Hablando de los efectos de los movimientos telúricos (Del latín Tellus, Telluris: la Tierra.), la diferencia entre lo que podría esperar el ser humano de uno de ellos y de las precipitaciones estriba precisamente en la palabra espera ya que aún los científicos no han podido determinar cuándo ocurrirá un sismo (Del griego  seísmOj), pero sí una lluvia.

Refiriéndonos a los conocidos y muy temidos sismos, estos son perturbaciones súbitas en el interior de la tierra que dan origen a vibraciones o movimientos del suelo; la causa principal y responsable de la mayoría de los sismos (grandes y pequeños) es la ruptura y fracturamiento de las rocas en las capas más exteriores de la tierra debido a la liberación de la energía interna del planeta. El clima, específicamente el calor excesivo que se sienta en un momento dado, no tiene que ver con la producción de un sismo.

Comúnmente se utiliza la palabra sismo, o su equivalente temblor para indicar movimientos de la tierra más bien leves y terremoto para los que se sienten con mayor intensidad.

La ciencia que se encarga del estudio de los sismos, sus fuentes y de cómo se propagan las ondas sísmicas a través de la Tierra recibe el nombre de sismología.

En el caso de los maremotos, la misma palabra indica que estos ocurren en el mar, pero muchas veces no se entiende su asociación con los sismos. Los temblores del mar generalmente se  derivan del mismo fenómeno que explica el origen de los sismos. Su manifestación más terrible es el conocido tsunami (del japonés tsu= bahía y nami=onda).

En este último caso, si bien igualmente como con los sismos no se puede predecir cuándo ocurrirá un maremoto, los estudios sobre las causas que originan un tsunami sí han llevado a poder estimar con mucha efectividad cuándo se producirán estas olas gigantes. Ante esta posibilidad, los minutos o hasta horas con las que se cuenten para la llegada del devastador fenómeno a la costa hacen la diferencia entre una catástrofe humana desproporcionada o solamente la destrucción de lo material.

NO SE PUEDEN PREDECIR PERO SÍ MEDIR Y ESTUDIAR

Los sismos no se pueden predecir pero sí medir. Esta vibración de la tierra debida a la ocurrencia de un temblor se observa experimentalmente con el auxilio de sismógrafos: instrumentos sumamente sensibles a los movimientos de la superficie de la tierra.

El principio básico de operación es una masa suspendida de un resorte sostenido por un soporte empotrado en el suelo. Cuando el suelo se mueve por el paso de las ondas sísmicas, también se mueve el soporte.

Actualmente existen dos escalas que son las más comúnmente usadas para medir la manifestación del fenómeno telúrico, y que establecen la diferencia entre cuándo se habla de un temblor o de un terremoto. Una atiende más una apreciación cualitativa (la de Mercalli, usada para medir la intensidad) y la otra se enfoca en el estudio cuantitativo del sismo (la escala logarítmica de Richter)

VENEZUELA ES UNA ZONA DE ALTA ACTIVIDAD SÍSMICA

No es falso que se considere que en Venezuela, la ocurrencia de un temblor es uno de los mayores potenciales de riesgo de pérdidas de vidas humanas y económicas. Inclusive, se podría afirmar que el mismo no tendría que ser necesariamente de elevada magnitud para causar una situación de emergencia ya que la construcción irracional, irresponsable y descontrolada en muchas zonas consideradas o no de gran vulnerabilidad sísmica, hace inferir que solamente la mano de Dios podría contener una catástrofe en pérdidas de vidas humanas.

Aproximadamente un 80% de la población venezolana vive en zonas de alta amenaza sísmica, lo cual aunado al desarrollo actual del país, caracterizado por un elevado índice demográfico y un aumento constante en las inversiones en infraestructura, hacen que este riesgo sea cada vez mayor, señala FUNVISIS.

Los expertos investigadores de la FUNDACIÓN VENEZOLANA DE INVESTIGACIONES SISMOLÓGICAS (FUNVISIS) señalan que nuestro país ha sufrido los efectos de los terremotos desde que se fundaron los primeros asentamientos coloniales en el Siglo XVI. La historia sísmica de nuestro país revela que a lo largo del período 1530-2004, han ocurrido más de 130 eventos sísmicos que han causado algún tipo de daños en poblaciones venezolanas.

La sismicidad en Venezuela está relacionada con la actividad de fallas que entrecruzan el país. La zona de mayor actividad sísmica en el país corresponde a una franja de unos 100 km de ancho definida a lo largo de los sistemas montañosos de Los Andes, Cordillera Central y Cordillera Oriental.

El principal sistema de fallas sismogénicas del país está formado por las fallas de Boconó (Los Andes), San Sebastian (Cordillera Central) y El Pilar (Cordillera Oriental). Este sistema de fallas de Boconó - San Sebastian - El Pilar, constituye el límite principal entre la Placa del Caribe y la Placa de América del Sur y es el causante de los sismos más severos que han ocurrido en el territorio nacional.

Además de este sistema de fallas, existen otros sistemas activos menores (por ejemplo: Oca-Ancón, Valera, La Victoria y Urica) capaces de producir también sismos importantes.

La sismicidad histórica en Venezuela revela que desde 1530 hasta el 2004 han ocurrido 131 eventos sísmicos que han causado daños en poblaciones venezolanas.

Especificando en la capital del país, los estudios han confirmado que Caracas tiene algunas zonas que son más susceptibles que otras en caso de que ocurra un terremoto: San Bernardino, Los Palos Grandes, La Castellana y Altamira.



NO SE PUEDEN PREDECIR PERO SÍ PODEMOS PREPARARNOS

La posibilidad de sobrevivir a un terremoto depende en gran parte de una serie de medidas preventivas que debemos tomar cuando ocurra un movimiento sísmico. AULA SÍSMICA MADELEILIS GUZMÁN de FUNVISIS

Lo primero que hay que aclarar es que hasta el momento no existe manera alguna que lleve a predecir cuándo ocurrirá y con qué tipo de magnitud un sismo. Lo único que hasta el momento puede manejarse es el lugar que representa mayor probabilidad y riesgo de localizar un posible temblor.

Por ello, el conocimiento de la sismicidad de una zona en particular es importante para planificar y construir las viviendas que se localizarán en ella, para que las mismas se levanten de la manera más eficiente posible, minimizando el riesgo que tiene la población de vivir en zonas de alta amenaza sísmica.

La mayor de las medidas de prevension que se deben tomar es la evaluación concienzuda de la vivienda donde vive. Aunque un sismo puede ocurrir en cualquier momento y por tanto tomarlo por sorpresa en cualquier lugar, el edificio, casa o rancho donde vive es la estructura que tiene más directamente a su mano para poder llevar a cabo un examen minucioso de todos los detalles pertinentes que hay que reforzar, arreglar, colocar o eliminar (paredes, muebles, escaleras de emergencia, extintores de incendio, tuberías de gas semi dañadas, cables de corriente eléctrica a la vista, etc.).

Ahora bien, a pesar de que la construcción, dotación y evaluación  de las edificaciones, puentes, áreas de recreación, monumentos, de la ciudad dependen de las empresas que las construyeron y de las autoridades gubernamentales, hacer como propia la responsabilidad de la supervisión periódica y denuncia de la condición en la que se encuentran hará la diferencia en la cantidad de vidas humanas que se salven el momento que se presente una emergencia. Incluida la suya.
Por otra parte, muchas son las recomendaciones y entrenamiento que se puede recibir para hacerle frente a todo lo que podría conllevar una situación de sismicidad, pero, la reina de todas y que garantizará el éxito de las demás es la calma y dominio de los planes estratégicos previos que pueda tener en ese momento. La mayoría de las veces son